Agosto es el mes que se trabaja la abundancia. El universo nos regla la energía propicia para pedir aquello a lo que tenemos derecho: abundancia total. Anoche tuvimos nuestra ceremonia, en la cual pusimos en práctica las enseñanzas de nuestros guías. Sanamos nuestras relaciones a través de pedir y otorgar perdón a nosotros y a los demás; ratificamos que a través de amarme a mí, amo a mi prójimo, todo aquel que esté próximo, ya sea en cuerpo, en mente o alma. Después leimos y firmamos nuestro contrato de abundancia ¡genial! Hacer un compromiso escrito, aceptado y firmado por mí, me mantiene alineado con la fuente inagotable de la que todo es creado. Por último, unficamos energías, abrimos corazones y nos conectamos los presentes, formando la unidad. De esta comunión (poner en común, en este caso, nuestra energía e intención), da fuerza al anhelo del corazón: que se manifieste el cielo en la tierra y en todos los seres que aquí habitamos. En una hermosa cadena de energía, escribimos aquello que deseábamos se manifestara para el otro, sabiendo que el que da, recibe y en una carta lo dejamos plasmado y lo hicimos saber. Las plumas volaban sobre el papel... no hubo luz eléctrica y aunque de inicio nos sentimos inquietos por la falta de costumbre, entramos en la frecuencia de que todo es perfecto. La luz interior alumbró la ceremonia y las velas añadieron el ambiente ritual. Se entregaron las cartas a sus destinatarios, se hizo la promesa de leerlas hasta el día 26 ¡gran prueba de paciencia!
En paz, armonía y felicidad nos despedimos.
Suspiro satisfecha... así es como se vive siendo UNO. Ha sido otra probadita de ese cielo que estamos trayendo al planeta. Abundancia total para todos.
-Patricia-
Hola Paty
ResponderEliminarme hubiese encantado ir a la ceremonia :(
ni modo! pero tendre en cuenta el escribir lo que deseo para mi.
Pasa por mi blog un momentito, que tengo un detallito para ti. ;)
besitos
¡Hola Mónica!
ResponderEliminarMe hubiese encantado que estuvieras en la ceremonia. Y sí, escribe lo que te hará felíz, más que lo que deseas. Estamos tratando de aprender (vieras cuanto trabajo nos está costando!!) que hay que eliminar el deseo, privilegiando aquello que nos haga felíz.
Pasé por tu blog antes de leer este mensajito y a mi vez, te dejé uno por "ahí".
Besos,
Patricia